domingo, 19 de junio de 2011

Algo se mueve...

Debo reconocer que, en este 19-J, el Movimiento 15-M  me ha vuelto a sorprender. Lo cierto es que cuando tomé la decisión de unirme a la marcha, no sabía qué me iba a encontrar. Temía que en ella se reflejase la franca decadencia que el movimiento venía experimentando en las últimas semanas, cada vez menos representativo y más sectario. Temía yo también que el movimiento continuase en esa deriva peligrosísima de considerarse "pueblo", y, como tal, de reivindicar toda representatividad, todo el poder. Temía...

Pero llegó el 19-J, y desde el principio vi claro que todos esos temores eran infundados. No sólo eso, entendí que lo que veían mis ojos no eran decenas de miles de antisistemas ni de indignados, un término del que creo que están abusando los medios y que parece responder más bien a un vano intento por parte de la prensa de clasificar algo, sino a ciudadanos de todo tipo, de toda condición, de toda peculiaridad, de toda clase social, que no buscaban representar a nadie sino a sí mismos, que no buscaban ningún poder ni influencia, que no buscaban imponer ningún sistema preconcebido a través de técnicas intimidatorias ni maquiavélicas, sino que reivindicaban algo muy cercano al sentido común, algo tan sencillo como que no queremos vivir en una dictadura al servicio de unas oscuras y opacas Agencias de Calificación (léase las Moody's, Fletcher's,...), que existe un parlamento que es el depositario de la voluntad democráticamente expresada por parte de la ciudadanía y que debe reaccionar e intervenir YA, que los Gobiernos están para gobernar y trazar las líneas maestras de la acción política, económica y social de un país, y no para tenderles la alfombra a los especuladores que nos han metido en esta crisis tan brutal. Algo se está moviendo, la ciudadanía no está dispuesta a seguir aguantando la soberanía de los mercados, y no parece que vaya a resignarse.

Sin ninguna duda es una oportunidad de oro para que la izquierda en general, y los socialistas en particular, demostremos que nuestro modelo está muy cerca de ese sentido común que está pidiendo a gritos pero de forma absolutamente democrática la ciudadanía. Que el modelo de obedecer ciegamente las instrucciones de Moody's, de privatizar servicios públicos esenciales, de considerar los terribles y dramáticos desahucios que estamos viviendo estos días como meras estadísticas contables, es el modelo de la derecha, es el modelo neoliberal, es el modelo del Partido Popular, de Rajoy y de Angela Merkel. Es una oportunidad para reivindicar nuestro modelo, un modelo en el que los mercados estén al servicio de la ciudadanía, un modelo en el que el Estado garantice la igualdad de oportunidades a todos los hombres y mujeres a través de unos servicios públicos de calidad, un modelo en el que la última palabra la tengan siempre los ciudadanos.